lunes, 11 de febrero de 2013

¡Y llegó el gran momento!

Ahí estábamos los dos, impacientes, expectantes, emocionados... estábamos a punto de saber si nuestra vida daría un giro de 360°... una rallita, dos rallitas, espera... espera... ¡Síííí! ¡Vamos a ser PAPÁS! Mi primera reacción fue quedarme paralizada. La segunda, como no, LLORAR. Empecé a llorar sin saber muy bien el porqué. Después de tantos meses de falsas esperanzas, de pruebas negativas, cuando ya casi había tirado la toalla, y llegó. El gran momento que cambiaría nuestras vidas. Bueno, ahora solo faltaba la DULCE ESPERA... que por cierto, ¿quién le puso ese nombre?

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